sábado, 22 de diciembre de 2012

Los ñoquis del 29


En Buenos Aires, Argentina, donde viví mis primeros 30 y pico de años existe una tradición de cocinar los días 29 de cada mes una pasta italiana llamada ñoquis (del italiano gnocchi). 
Buenos Aires es la ciudad más europea que existe en toda América, y ha tenido una inmigración muy fuerte  tanto de España como de Italia. Este verdadero crisol de razas ha servido para atesorar nuevas tradiciones, nuevos platos, nueva música, ha sido beneficioso para todos. Tenemos platos de la cocina gallega, de la vasca, de la siria, de la francesa, de la alemana, muchas más y por supuesto de la italiana.




Con respecto a los ñoquis existen muchas versiones de como empezó esa tradición en Argentina, pero en mi casa (y en otras muchas) a fin de mes se estiraba todo lo que se podía el dinero y mi madre buscaba la manera de hacer platos más económicos. Era algo rico y barato. Para la gente joven de hoy, quizás sea un plato muy elaborado o no tengan tiempo de prepararlos. Ahora se pueden comprar hechos, pero no son tan ricos.
Mi madre hacía los ñoquis con patata, algo de harina y queso de ricota y se acompañaban con el "tuco" que es una salsa de tomate, cebolla y pimiento. Y el broche era ponerle queso parmesano rallado por encima.
En Italia, los gnocchi tienen muchas variaciones, aunque los más frecuentes son los de patata, están los preparados alla romana, con sémola o harina de maiz. Antes que los ñoquis existían los zanzarelli (mosquitos) que se preparaban para los banquetes de la Lombardía renacentista, era una masa que mezclaba miga de pan, leche y almendras trituradas. En el siglo XVII (Seicento) los zanzarelli cambiaron su nombre y la preparación. Se llamaron malfatti (mal-hechos) y se reemplazó la miga de pan y las almendras por la masa de harina, agua y huevo. 
¿Cómo nacieron los ñoquis en Italia? Por motivos económicos. Como nacen todas las ideas en los momentos más difíciles, son producto de la necesidad y la imaginación de los más pobres, pocos ingredientes, baratos y que hay en todas las casas, harina, agua, patatas.
La historia se remonta al año 1880, siglo XIX. Los signori (señores feudales) eran los dueños de los molinos donde los contadini (campesinos) molían el trigo para hacer la harina, con la que hacían sus pastas. Los signori decidieron aumentar las tasas que los contadini pagaban para poder moler el trigo. Debido al encarecimiento del precio de la harina de trigo, los contadini probaron un sustituto de la harina, el puré de patatas.
 Otra leyenda de porqué se cocinan los días 29 se remonta al siglo VIII. Nos habla de San Pantaleón.
Vivía en Nicosia (Asia Mayor) un joven médico llamado Pantaleón, que, tras convertirse al cristianismo, peregrinó por el norte de Italia.
En una ocasión pidió pan a unos campesinos vénetos, y ellos lo invitaron a compartir su pobre mesa.
Agradecido, les anunció un año de pesca y cosechas excelentes, profecía que finalmente se cumplió. Esa misma noche, luego de que Pantaleón se hubo marchado, al levantar la mesa, la mujer del campesino encontró una sorpresa inesperada. Debajo de cada plato había varias monedas de oro, con las que iniciaron ese período de prosperidad que el santo les había augurado. San Pantaleón fue consagrado (a la par de San Marcos) patrono de Venecia. 
Aquel episodio ocurrió un 29 de julio, y se recuerda ese día con una comida sencilla como los ñoquis.
El ritual de poner dinero bajo el plato simboliza el deseo de nuevas dádivas y poder atraer la suerte y prosperidad a cada comensal.
Y por último les dejo una receta (de las muchas que existen).

ÑOQUIS DE PATATA

Ingredientes: 

1 kilo de patatas
250 gramos de harina aprox.
1 huevo
sal, pimienta, nuez moscada.

Preparación: Se cocinan las patatas con piel en agua con sal. Cuando están cocidas, escurrirlas y dejarlas enfriar un poco y quitarles la piel. Después se hace un puré, debe quedar muy bien. Añadir el huevo y aderezar con un poco de sal, pimienta y nuez moscada molida.




Mezclar bien los ingredientes y añadir la harina poco a poco  pero sin amasar demasiado para evitar que la pasta se vuelva elástica. Luego se divide la masa en seis partes, se espolvorea con un poco de harina y se estira dando forma de cilindro fino, luego se corta en pequeños trozos de dos a tres centímetros y se le da forma pasando cada ñoqui por un tenedor, empujando con el pulgar.











Para cocinarlos se sumergen en agua con sal hirviendo, y cuando suben a la superficie, se retiran.




El plato de ñoquis se sirve con "tuco" (salsa de tomates) por encima y se espolvorea con queso rallado parmesano.
El resultado final es fantástico.


¡BON APPÉTIT!

Para mis compis de inglés e informática, tenéis que hacerlos y luego me contáis.
Saludos.

Mary.





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