viernes, 2 de marzo de 2012

"Las siete maravillas del mundo antiguo"


Cuando era una niña mi padre me regaló un proyector de marca Hollywood, lo compró usado a otro padre cuyo hijo había crecido y ya no lo quería.
Junto con el proyector venían películas que duraban unos minutos, había una de Mickey Mouse, otra del Pato Donald, otra de Félix el gato y alguna que otra tarde venían a merendar  los amigos, compañeros de clase o vecinos del barrio. Mi madre le daba de merendar a todos, luego yo les pasaba mis películas y les ayudaba en sus tareas escolares, disfrutaba muchísimo haciendo de maestra con ellos, había algún niño  mayor que yo (pero muy borrico con las mates).
Luego en unos Reyes, yo era algo mayor, acompañé a mi padre a comprar los regalos (así yo podía elegir el mío, una de las pocas ventajas de ser la hija mayor) y elegí para mi hermano un juguete que parecen unos prismáticos, era un visor de 3 D, y se le insertaba un disco de cartón que venían las imágenes, como las cintas de las películas. Cada disco tenía un tema, de naturaleza, de geografía, de animales de la selva y uno muy especial las siete maravillas del mundo.
Por supuesto se trataba de las siete maravillas del mundo antiguo.
Para mí eran tan reales. La maravilla que más me gustaba era el Coloso de Rodas.
A mi hermano no le entusiasmó mucho el regalo, mi padre terminó comprándole un camión iba más con su personalidad (cuando se hizo mayor fue taxista y actualmente es conductor de ambulancias).
Cuando me mudé le perdí la pista al visor 3 D.
Con los años, descubrí tristemente, que muchas de éstas maravillas no se sabe si existieron o sólo fueron el fruto de la imaginación de un poeta.
Desde entonces siempre me ha gustado leer o ver películas sobre la mitología de las distintas culturas.
De ahí viene también mi afición al cine.
Y cuando Alex mi primer hijo comenzó la escuela primaria, en una compra de Reyes encontré un visor de 3 D que se llamaba View Master lo compré junto con un disco de Snoopy, otro de Superman y las siete maravillas del mundo. Las encontré de nuevo ¡No me lo podía creer!
Todavía anda guardado el View Master en alguna caja, ha pasado la friolera de 28 años y soportado varias mudanzas. Ahora forma parte de los recuerdos de Alex y sus hermanas.


Aquí están ordenadas según su época de construcción las siete maravillas:

La Gran Pirámide de Guiza. Terminada alrededor del año 2570 a. C., fue construida para el faraón Keops. Ubicada en Guiza, Egipto, es la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún se puede contemplar. 


 


Los Jardines Colgantes de Babilonia. Construidos en 605 a. C. - 562 a. C. Ubicados en la ciudad de Babilonia, actual Irak. Perduraron hasta no más allá de 126 a. C., cuando la ciudad fue destruida definitivamente por los partos.



 


El Templo de Artemisa en Éfeso (actual Turquía). Construido hacia 550 a. C. y destruido por un incendio intencionado en 356 a. C., Alejandro Magno ordenó su reconstrucción, culminada tras su muerte en el año 323 a. C. Este nuevo templo, que debe ser considerado como el incluido dentro de la lista de las maravillas, fue destruido a su vez por los godos durante un saqueo en el año 262.


 


La Estatua de Zeus en Olimpia. Esculpida hacia 430 a. C. por Fidias. Ubicada en el interior del templo dedicado al propio Zeus en Olimpia, Grecia, desapareció entre 393, año en que el emperador Teodosio el Grande prohibió el culto pagano, y 426, en que Teodosio II ordenó la demolición de los monumentos de Olimpia.



 


El Mausoleo de Halicarnas. Construido hacia 353 a. C. y situado en la ciudad griega de Halicarnaso, actual Bodrum (Turquía). Se mantuvo en pie a lo largo de los siglos, pero una serie de terremotos hizo que hacia 1404 ya hubiera quedado reducido a ruinas.


 


El Coloso de Rodas. Construido entre 294 a. C. y 282 a. C. Ubicado a la entrada del puerto de la ciudad de Rodas en la isla de Rodas, Grecia, fue derribado por un terremoto en el año 223 a. C., por lo que fue la más efímera de las maravillas.


 


El Faro de Alejandría. Construido entre 285 a. C. y 247 a. C. en la isla de Pharos, en Alejandría (Egipto), para guiar a los navíos que se dirigían al puerto de la ciudad. Al igual que la tumba de Mausolo dio nombre genérico a todos los grandes monumentos funerarios que la siguieron, la torre de Faros (Pharos) hizo lo propio con las torres de señales para la navegación. El Faro perduró hasta que los terremotos de 1303 y 1323 lo redujeron a escombros; en el año 1480, sus restos fueron reutilizados en la construcción de una fortaleza cercana.


 


La lista clásica se basa en un breve poema de Antípatro de Sidón hacia (125 a. C.) o Antípatro de Tesalónica (entre 20 a. C. y 20 d. C.) en el que el poeta alaba las Siete Maravillas del Mundo. Esta lista originalmente mencionaba la Puerta de Istar en las murallas de Babilonia en vez del faro de Alejandría. Relatos posteriores efectúan dicho reemplazo.
Sin embargo, se conservan referencias de otras listas anteriores realizadas por el historiador Heródoto, o el ingeniero Filón de Bizancio, aunque sus escritos no han perdurado, excepto como referencias.
En otros textos son los Jardines Colgantes de Babilonia los que no figuran, estando en su lugar las murallas de la misma ciudad.
Todas son construcciones humanas y que los griegos pudieran admirar. No se recoge ninguna maravilla natural ni ninguna ruina, por majestuosa que ésta fuera. En parte es por eso que se habla de una octava maravilla del mundo: la torre de Babel, el zigurat de Babilonia; pero este edificio estaba en ruinas cuando llegaron los soldados de Alejandro Magno y la lista de maravillas data de años después. Esta posibilidad de una maravilla más ha contribuido a acuñar la frase Octava Maravilla del Mundo para denominar a una obra humana excepcional que se adelanta a su tiempo o muy significativa.

Las siete maravillas del mundo,eran obras arquitectónicas que los helenos, consideraban dignas de ser visitadas, por ser para ellos insignes monumentos de la creación y el ingenio humano.
De todas ellas sólo una, la Gran Pirámide, permanece en pie pese a las intenciones presentes y pasadas de reconstruir algunas de ellas.
El hecho de que cinco de las siete maravillas pertenezcan al mundo helenístico indica claramente el carácter helenocéntrico de la lista, y sus fechas de construcción y destrucción también indican que el concepto de las "Siete Maravillas" debió acuñarse a mediados del siglo III a. C.

Las evidencias de su existencia

Sobre muchas de estas maravillas se conserva una breve descripción literaria, pero no su imagen real. Así, del Coloso de Rodas no se sabe exactamente cuál era su apariencia, aunque se tiene una idea aproximada gracias a que aparece representado en algunas monedas de su época; sí se descarta, debido al enorme tamaño que esto supondría, que tuviera las piernas abiertas sobre la entrada del puerto de Rodas, como representaciones posteriores han mostrado. Sobre el Faro y el Mausoleo existen dibujos y descripciones en monedas y del Templo de Artemisa se conoce su diseño con bastante exactitud gracias a la descripción dada por Plinio el Viejo, aunque hay discrepancias respecto a su tamaño.
La existencia de los Jardines Colgantes no ha sido verificada y el que muchos relatos griegos sobre la Babilonia conquistada por Alejandro Magno no los mencionaran hacía pensar que fueron fantasías de los soldados alejandrinos al llegar a las exuberantes riberas del Éufrates, tras haber transitado por inmensas regiones áridas y desérticas en su marcha por el Imperio persa. Sin embargo, excavaciones arqueológicas han encontrado cimientos de una gran construcción y el sistema de riego, a unos cientos de metros de donde los sitúa la tradición iniciada por el historiador griego Estrabón, por lo que su existencia se tiene por probable.
De las siete maravillas sólo tres fueron destruidas por causas naturales: el Faro de Alejandría, el Coloso y el Mausoleo, que fueron víctimas de terremotos. El Artemision de Efeso fue destruido por vandalismo humano, y debemos suponer que otras dos también, los jardines colgantes de Babilonia, reducidos a ruinas junto con la ciudad, y la estatua de Zeus en Olimpia destruida para evitar el culto pagano después de que el imperio romano se convirtiera al cristianismo. Incluso la Gran Pirámide ha sufrido a lo largo de los siglos la sustracción de su revestimiento de blanca piedra caliza de Tura (Egipto).



Parte de esta informacción ha sido obtenida en Wikipedia, la enciclopedia libre.

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